Apresurándose a detener el saqueo de los Cielos, Tyrael y los nefalem siguieron a Diablo a través del portal. Ahí encontraron a Imperius, herido y derrotado, quien los culpó del ascenso del Mal Supremo y la ruina de los Altos Cielos.
Diablo profanó los Cielos de manera implacable. Legiones de los demonios más poderosos y codiciosos surgieron de Grietas Infernales. Ángeles fueron convertidos en demonios y la desesperación oprimió a las legiones celestiales.
Impertérritos, los nefalem se abrieron paso por los Cielos Superiores para obtener la ayuda de Iterael, arcángel del Destino, y rescatar a Auriel, arcángel de la Esperanza, antes de enfrentar a Diablo en el súmmum del Arco Cristalino; fuente del poder de los Cielos y artefacto vital para los ángeles.