Los monjes derrotan a los monstruos inhumanos a los que se enfrentan gracias a sus reservas internas de espíritu, un recurso que representa su maestría y entrenamiento personal.
El espíritu se recupera lentamente. Hay dos formas de generarlo: utilizar ataques y habilidades concretos y completar combos. Los monjes que aprenden a encadenar sus ataques con destreza pueden lanzar ráfagas casi infinitas de golpes potenciados con espíritu.
El espíritu es un recurso valioso, pero su gasto masivo permite a los monjes realizar potentes movimientos de defensa o evasión o "golpes finales".
Gracias a su perfección física y a su talento para las artes marciales, los monjes pueden lanzar todos los golpes que les permita su reserva de espíritu; no tienen que esperar a que se cumpla ningún tiempo de reutilización.
Los monjes son guerreros santos que canalizan el poder divino gracias a su férrea fuerza de voluntad. Las técnicas que dominan incluyen oleadas de curación, mantras de protección y ataques de fuerza divina.
Los monjes expertos dan rienda suelta a sus veloces ataques con los puños o con una variedad de armas bien equilibradas. En combate, dan preferencia a la maniobrabilidad por encima de la fuerza bruta: entran y salen del combate rápidamente, sin perderse en enfrentamientos prolongados.
Los ataques de los monjes son predominantemente de corto alcance. Son capaces de eliminar a un solo objetivo infligiendo enormes cantidades de daño, pero también pueden realizar ataques de área de efecto a corto alcance con ondas de poder elemental que emanan de las palmas de sus manos o de patadas giratorias.
Los monjes de la fe Sahptev entrenan tanto el cuerpo como la mente para convertirse en los guerreros santos de la tierra de Ivgorod. En los claustros de sus patriarcas se someten a duras pruebas físicas y espirituales con las que demuestran su devoción y obtienen una concentración sin igual.
Los rituales purificadores diarios ayudan a los monjes a depurar sus espíritus y a inmunizarse contra la corrupción que anida en el corazón humano. En su búsqueda de la perfección física también afinan un equilibrio y claridad legendarios que les permite dominar el combate sin armas y el manejo de un amplio abanico de armamento.
Tras toda una vida de preparación, a los monjes designados se les permite salir del monasterio para cumplir la voluntad de sus patriarcas. El emblema que llevan en la frente los distingue como supervivientes, campeones y pilares de su sociedad.
Los monjes encarnan la voluntad de los mil y un dioses de Ivgorod con cada paso que dan y cada golpe que asestan.
Las artes marciales de los monjes suelen valerse de armamento especializado. Hasta las manos desnudas de un monje pueden ser portadoras de destrucción, pero su poder puede amplificarse con armas de puño como el katar, una daga de puño que se sostiene en una mano o en ambas y se utiliza para apuñalar al enemigo. Los monjes también son los únicos héroes adiestrados en el uso de baibos mágicos, palos tallados para destrozar cráneos y desviar ataques con un giro de muñeca.