La cólera que embarga a los verdaderos bárbaros no se apaga nunca. La furia, un recurso que representa la rabia y el furor de la batalla, potencia todos sus golpes.
Los bárbaros acumulan furia a medida que sufren daño y derraman la sangre de sus enemigos. Cuanto más daño sufren a manos de sus oponentes y cuantos más demonios matan con sus contraataques, más furia consiguen.
Se le puede dar buen uso a la furia sobrante: los bárbaros pueden arrasar el campo de batalla, saltar por los aires o cortar por la mitad a sus enemigos.
La furia disminuye lentamente fuera del combate, así que los bárbaros más aguerridos han aprendido a pasar de un combate a otro con rapidez para asegurarse de poder lanzar siempre sus ataques más devastadores.
Son viajeros salvajes que nunca rechazan un combate cuerpo a cuerpo. Sus poderosos pisotones, temibles saltos y tajos dobles matan instantáneamente a la mayoría de sus enemigos y provocan que los supervivientes salgan huyendo.
Gracias a su envergadura y fuerza, los bárbaros son capaces de vencer en un duelo con prácticamente cualquier arma y técnica, aunque prefieren el armamento pesado y contundente. No son ajenos al sufrimiento de la batalla y a menudo son más eficaces en medio de un grupo de oponentes, dando y recibiendo golpes, que en la persecución de un solo objetivo.
Los ataques de los bárbaros son predominantemente de corto alcance. Sus estocadas más rápidas liquidan a los enemigos inferiores en segundos, mientras que sus arremetidas y embates más lentos pueden rechazar hordas de demonios y quebrar la armadura del oponente más fuerte.
Durante generaciones, los bárbaros que habitaban a los pies del Monte Arreat aspiraban a ser tan fuertes y resistentes como la propia roca. Su tamaño y su fiereza eran impresionantes. Los guiaba un deber ancestral: la protección de la montaña sagrada.
Cuando su tierra fue devastada, muchos bárbaros perdieron la fe. Se convirtieron en seres atormentados por su pasado y comenzaron a deambular sin honor ni dirección.
Pero no todos los bárbaros han renunciado a su vigilia. Algunos aún honran las agrestes nieves de la cumbre de Arreat y merodean por los alrededores del cráter. Recuerdan blandir hachas y lanzas a una edad en la que otros niños se aferraban a sus juguetes... Y les embarga la vergüenza por el fracaso de su gente.
Estos bárbaros intentan encontrar un nuevo propósito en un mundo nuevo y aplastarán a todo aquel que pretenda impedírselo.
Los bárbaros son capaces de utilizar sus armas de formas imposibles para aquellos que carecen de la fuerza necesaria. Luchan con armas enormes, gigantescos instrumentos de destrucción que los demás héroes apenas son capaces de levantar. Los musculosos bárbaros también están entrenados para blandir un arma normal (como espadas y hachas) en cada mano, lo que les permite aprovechar dos encantamientos y tipos de arma distintos al mismo tiempo.